Libros
Gustavo Andrés Marin

Camino hacia el sí mismo. Las cuatro facetas humanas desde una psicología integrativa

Más que un libro, éste es un espejo, porque nos da la posibilidad de mirarnos y reconocernos. Cómo nos determinan los pensamientos, qué pasa con mis emociones, cuál es el sentido de la vida y cómo trascendemos son algunos de los cuestionamientos que el autor va abordando de manera profunda a partir de su reflexión como profesional experimentado de la salud mental. Esta mirada se potencia con la suma de su trayectoria académica, sin descuidar la calidez humana al transmitir lo que nos va comunicando en cada tramo del texto. Esta actitud es absolutamente comprensible y esperable ya que quien nos habla desde este libro — espejo ha transitado un amplio camino de autoconocimiento, camino laberíntico en el que el autor da cuenta que se ha perdido y encontrado numerosas veces.

El libro nos muestra que la búsqueda de la plenitud implica un camino para llegar al Sí Mismo que, como dice Jung “… es el centro regulador y unificador de la psique total, consciente e inconsciente; que debemos explorar toda la vida”. Y afirma el autor: «Para vivir de acuerdo al Sí Mismo, es necesario integrarse como persona, integrar el pensar, el sentir, el existir y sin olvidar la faceta espiritual que es esencial para una vida con sentido, que ha sido negada y desvalorizada por la ciencia occidental y poco estimulada por las religiones que están más preocupadas por mantener la ortodoxia que por la evolución espiritual.”
207 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2019
Año de publicación
2019
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Citas

  • Nikolai C.compartió una citahace 2 años
    La recuperación de los Valores Humanos vendrá de la mano de la revalorización de la Espiritualidad. Si un ser humano no puede enraizarse en la tierra y luego trascender su persona, es un Ser a la deriva, un prisionero del miedo. Una persona con profunda espiritualidad es un Ser con Valor y Valores, con Coraje y Libertad.
  • Nikolai C.compartió una citahace 2 años
    El desarrollo espiritual es algo esencial para el ser humano, es el gran equilibrador mayor de los tres factores presentados (cognitivo-emocional-existencial). La pobreza en el desarrollo psico-espiritual es la causa de la gran mayoría de los males de la humanidad. Son muchas las personas que han caído en la cuenta de esto y deciden iniciar un camino espiritual; lo cual es sanador. Aunque hay que estar alerta ya que un desarrollo espiritual auténtico (enraizado) implica también conocer nuestras formas de relacionarnos con los demás, las distintas facetas de nuestra personalidad, nuestras motivaciones ocultas, nuestros conflictos básicos. Existen personas con significativas percepciones espirituales (ya sea espontáneas o por un sistemático trabajo interno) pero que no han desarrollado el suficiente autoconocimiento; lo cual da como resultado que terminan encerrándose en sí mismas y aunque en parte habían abandonado su “ego”, desarrollan un nuevo “ego-espiritual” muy resistente que poco tiene que ver con características propias de la espiritualidad como: humildad, aceptación, vacuidad, apertura y aprendizaje continuo. El camino espiritual también tiene sus riesgos, pero no por ello es que se lo deba desatender; ya que la carencia espiritual nos deja en un sin sentido.
  • Nikolai C.compartió una citahace 2 años
    Muchas personas dicen: ‹creo que no podría hacer frente a la vida sin creer en un dios justo y bondadoso›. La impresión que me da esa manera de creer en Dios, es que está expresando, en realidad, una falta de fe. La palabra creencia (belief) en inglés proviene de la raíz anglosajona lief, que significa desear. De manera que creencia significa, en realidad, un deseo intenso. (...) si verdaderamente tenemos fe, no necesitamos de la creencia, pues la fe es una actitud totalmente diferente de la creencia.

    La fe es una actitud de apertura o de confianza. Tener fe es algo así como ‹confiarse› al agua. Uno no trata de aferrarse al agua cuando nada, porque si se pone rígido y tenso cuando nada, se hunde. Hay que relajarse. De tal manera, la actitud de la fe es lo radicalmente opuesto a aferrarse. En otras palabras, una persona que sea fanática en religión, que necesite creer sin más ni más ciertas proposiciones referentes a la naturaleza de Dios y del Universo, es una persona que en modo alguno tiene fe; está aferrándose (Pág.25)23
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