El conservadurismo ha sido tradicionalmente concebido como contrario a los grandes esquemas abstractos y los ideales de perfección política mientras que lo utópico se ha situado en un orden de promisión o en un no-lugar venturoso. Esta aparente polémica entrañaría una singular paradoja, pues existe una utopía conservadora de carácter desiderativo y normativo, es decir, un anhelo moralizante y un espejo crítico de la realidad de su tiempo, frente a los borradores de perfección que aspiran a construir un mundo nuevo y perfecto sobre los rescoldos de un orden anterior.
El estudio del utopismo conservador que aborda esta obra pretende rebatir la convención que contrapone polémicamente el utopismo y el pensamiento político conservador. En última instancia, supone la denuncia del reduccionismo ideológico que vincula la utopía con los proyectos totalitarios de transformación social y que, al mismo tiempo, devalúa la imaginación como elemento de reflexión política ajeno a la defensa conservadora de las tradiciones, ideas y prácticas exitosas a lo largo de la historia del pensamiento.