«Ardamos juntas –recé–. Si es lo que nos espera, ardamos juntas.»
Eliuth Bransoncompartió una citahace 6 días
Thea se apartó con los ojos muy abiertos. No dijo nada. Temblaba con violencia. Oía sus dientes castañetear. No era de frío.
Ninguna hablamos.
Eliuth Bransoncompartió una citahace 6 días
–¿Qué pasa?
Entonces fue cuando me besó.
Su boca era cálida y suave y dulce y, en el breve instante en que sus labios tocaron los míos, el corazón me latió con perfecta comprensión, perfecto abandono. Me derretí en su calor, sellamos una alianza nueva.
Eliuth Bransoncompartió una citahace 6 días
Thea suspiró. Noté su cabeza apoyada contra la mía y el bosque pareció estremecerse por la ternura del instante. El suelo se hundió bajo nosotras. Imaginé que caíamos en una red de manos abiertas, raíces extendidas, que nos fundíamos con el bosque igual que las setas recién brotadas y las hormigas comunes. Huesos que se convertían en una larga exhalación de tierra.
Eliuth Bransoncompartió una citahace 6 días
Con el pelo oscuro suelto y la luz de la luna brillándole en la piel, parecía más joven de como la veía yo y me asaltó la inquietante idea de que no siempre había sido mi madre. Había existido antes de que yo naciera, había vivido años de los que yo no sabía nada. ¿Había formado yo parte de ella ya entonces? ¿Había existido de alguna manera en su carne, vivido su vida?
Eliuth Bransoncompartió una citahace 15 días
Dice que los presentimientos llegan en forma de adivinanzas, de repente. Como poemas.
Eliuth Bransoncompartió una citahace 15 días
–Padre nunca se preocupa. Dice que la preocupación es falta de fe.
Eliuth Bransoncompartió una citahace 16 días
–Hanne, necesito que me escuches. Sin la seguridad que da el matrimonio, tu futuro será incierto.
Eliuth Bransoncompartió una citahace 21 días
Recuerdo sentir que estaba hecha, en mi mayor parte, de nada. Que, en mi caso, convertirme en mujer significaba desaparecer. Añoraba ser una niña, libre e indómita e identificada con mi cuerpo.
Eliuth Bransoncompartió una citahace 21 días
Ahora sé que el matrimonio no es garantía de seguridad, que adherirse a las convenciones puede enajenar el alma del espíritu. Pero en su momento no comprendía ninguna de estas cosas. No era más que una niña amortajada en un velo de ignorancia. Creía que mi madre se avergonzaba de mí, que me encontraba sucia, y ello confirmaba y agudizaba la desazón que yo ya sentía en mi interior.