En La república al revés Tirso de Molina reflexiona sobre los ámbitos del poder y la moral social y política de la orden mercedaria.
Fragmento de la obra
Jornada primera
(Salen marchando soldados, y detrás de ellos Irene, armada con bastón y corona de emperatriz.)
Irene: Cesen, griegos, las trompetas;
cesen las cajas también;
haced los pífanos rajes
y los clarines romped;
abatid los estandartes
y no los enarboléis,
que el placer de mis victorias
ya es pesar y no placer.
¡Ay, Constantinopla ingrata,
patria a tus hijos cruel!
¿Éste es mi recibimiento?
¿Éste el triunfo imperial es?
¿Así mis hazañas pagas,
cuando entrar en ti pensé
sobre el victorioso carro
entre el bélico tropel?
¿Cuando entendí que el senado,
debajo el palio y dosel
me llevara a Santa Sofia
yo a caballo y él a pie,
y adornando tus paredes
de damasco y brocatel,
tus calles, de flores llenas,
fueran calles de un vergel?