Y sentada junto a la mesa de madera vieja como si estuviera en una playa olvidada y la mesa hubiera conocido el sol y los vientos, miro pasar a la gente y descubro que la gente sale de alguna casa y va a algún destino, algunos a comprar con bolsa o carrito, otros vestidos y con un paquete van de visita, otros, con ojotas nomás salieron a hacerle dar la última vuelta al perro, antes de darle gotas calmantes para aminorar los ruidos de Año Nuevo.