Libros
Cynan Jones

La tejonera

Daniel ayuda a las ovejas a traer corderos al mundo. El hombre corpulento caza tejones con sus perros. Trabajar el tejón para luego ponerlo a pelear ante los apostadores es un “deporte” prohibido pero bastante cultivado, una subcultura que resiste y una ceremonia de iniciación: aquí la violencia se hereda de padres a hijos.
Y aunque Cynan Jones no escatima en detalles, La tejonera es un milagro de pocas palabras y la demostración de que una novela corta puede crear un mundo tan expansivo como el de esas “largas y luengas” obras que todavía se escriben pero no sabemos si se leen.
Ternura y brutalidad se cifran una a otra en La tejonera como el destino de estos dos hombres, pero aquí no hay simplistas oposiciones románticas entre el bien y el mal, olvídense del bucolismo pastoral. Jones escribe sobre la anatomía del dolor y el aislamiento de la pérdida con la precisión de un naturalista pero, al mismo tiempo, con un lirismo que le ha valido comparaciones con Dylan Thoman y Ted Hughes. Hay quienes encuentran en su obra ecos de Cormac McCarthy, el primer McEwan y Hemingway.
También del Antiguo Testamento. Y hay quienes ven en su prosa la fuerza pura de un boxeador peso pluma, pero las comparaciones sirven para lo que sirven y la literatura, lo que escribe Cynan Jones, no puede resumirse ni parafrasearse.
112 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2016
Año de publicación
2016
Editorial
Turner
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Opiniones

  • Roberto G. Garzacompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo

    Interesante novela corta. De poco diálogo entre los protagonistas pero muy profundo en emociónes y sentimientos. Mucho detalle en la descripción del entorno.

  • Agustíncompartió su opiniónhace 7 meses
    🔮Profundo

Citas

  • Viridiana Carrillocompartió una citaanteayer
    La vegetación empezaba a irrumpir sobre la tierra. Los finos tallos de hierba parecían artificiales, demasiado finos y demasiado verdes en contraste con la arcilla. Cada tanto aparecía una ortiga compacta. Había una luz parcial. Allí donde aún quedaba agua, el suelo silbaba, pero las nuevas y ostensibles zanjas habían canalizado gran parte de la lluvia.
  • Viridiana Carrillocompartió una citaanteayer
    dejando en su lugar un extraño silencio blanco, como hace la nieve
  • Viridiana Carrillocompartió una citaanteayer
    Campo abajo se abría una senda en el terraplén. El endrino que la coronaba parecía un túnel, y allí la tierra estaba removida y excavada, como si se tratara de una vereda primitiva. Junto a la senda se amontonaban los restos de helechos cortados, como si los hubiesen desparramado

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