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Ruth Ware

En un bosque muy oscuro

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  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Cuando estás muy enfermo se produce un efecto de enfoque. Lo vi con mi abuelo, que se iba apagando. Dejas de preocuparte por las cosas importantes. Tu mundo se encoge hasta las preocupaciones más pequeñas: los lazos del camisón, que se te clavan en las costillas; el dolor de espalda; la sensación de una mano en la tuya.

    Esa estrechez es la que te permite soportar las cosas, supongo. El mundo exterior deja de importar. A medida que te pones cada vez más enfermo, tu mundo se encoge más, hasta que lo único que importa es seguir respirando.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    El cerebro no recuerda bien. Te cuenta historias. Llena los huecos, e implanta esas fantasías como recuerdos.

    Tengo que intentar llegar a los hechos.

    Pero no sé si recordaré lo que ocurrió o lo que «quiero» que haya ocurrido. Soy escritora. Soy mentirosa profesional. Es difícil saber cuándo parar, ¿sabéis? Ves un hueco en la narración y quieres rellenarlo con una razón, un motivo, una explicación verosímil.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    —La gente no cambia —afirmó Nina con amargura—. Simplemente, se vuelven más puntillosos a la hora de ocultar su verdadero yo.

    Me mordí el labio, pensando en lo que acababa de oír. ¿Sería verdad? Yo sí que había cambiado… al menos, me decía a mí misma que lo había hecho. Era mucho más confiada, más autosuficiente. Cuando estudiaba, me apoyaba en mis amigos buscando autoestima y ayuda, porque quería ser una más del rebaño, quería encajar. Al final, había aprendido que aquello no era posible y, desde entonces, era mucho más feliz (aunque estaba más sola).
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    De adulto no sueles hablar mucho de ese tema, de cómo te rompieron el corazón por primera vez.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Lo normal sería que la gente procurara no contarle sus intimidades a una escritora. Lo normal sería que supieran que nosotros somos, fundamentalmente, animales carroñeros, que picoteamos los cadáveres de los asuntos muertos y las peleas olvidadas para reciclarlas en nuestro trabajo: creamos reencarnaciones zombis de su yo anterior, recosidas y convertidas en un macabro patchwork de nuestra propia invención.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Odio que la gente se meta en mis asuntos, así que siempre supongo que los demás sentirán lo mismo. Pero a veces quieren volcarse contigo y entonces puedes parecer un poco fría y rara, apartándote de sus confidencias. Yo intento no juzgar nunca a nadie, no empujarlos a que me cuenten secretos ni repeler confesiones. Y en realidad, aunque no quiero oír sus historias insignificantes de celos y obsesiones extrañas, en parte también quiero incitarlos. Y esa parte mía es la que asiente mientras toma notas y lo va registrando todo. Es como abrir la parte de atrás de la máquina para ver los mecanismos expuestos, funcionando en su interior. Hay una cierta decepción en la banalidad de lo que hace funcionar a la gente, pero al mismo tiempo resulta también fascinante ver las ruedas dentadas y los resortes interiores.

    El problema es que al día siguiente, casi invariablemente, están resentidos contigo por haberlos visto desnudos y expuestos. De modo que yo soy deliberadamente reservada y elusiva, intentando no alentarlos demasiado. Pero no me funciona, no sé por qué. A menudo acabo en un rincón, en las fiestas, escuchando el largo relato de cómo fulanito y zutanita la cagaron, y luego él dijo tal y cual, y luego ella cortó con él, y luego su ex hizo lo de más allá…
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Recordé que le gustaba mucho observar a la gente y arrojar un comentario como quien arroja un guijarro a un estanque, para luego esperar tranquilamente y contemplar las ondas que se formaban cuando la gente se empezaba a pelear. No era una costumbre demasiado simpática, pero tampoco podía condenarla. Lo entendía demasiado bien porque yo también era más feliz contemplando que siendo objeto de contemplación.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Dios sabe que yo no quiero tener un bebé, pero cuando ves la familia feliz de otra persona hay algo que hace que te sientas excluida, aunque no sea esa la idea.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    —Nora es escritora —explicó Nina.

    Nos miró a los dos como si acabara de soltar a dos pesos gallo en el ring para que se pelearan.

    —¿Ah, sí? —Tom me miró como si me viera por primera vez—. ¿Y qué escribes?

    Uf. La pregunta que odio. Nunca me siento cómoda hablando de lo que escribo… Nunca he superado esa sensación de que la gente se entromete en mis pensamientos privados.

    —Pues… ficción —dije vagamente.

    Novelas policíacas, en realidad, pero si le dices eso a la gente, quieren sugerirte tramas y móviles para asesinar a alguien.

    —¿De verdad? ¿Y con qué nombre escribes?

    Bonita manera de decir: ¿he oído hablar de ti? La mayoría de la gente lo formula de una manera menos elegante.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Siempre es extraño conocer a otro escritor. Una cierta sensación de camaradería, un vínculo masónico. Me pregunto si los fontaneros sentirán lo mismo al conocer a otros fontaneros, o si los contables se harán entre ellos gestos secretos. Quizá sea porque raramente nos vemos, pues los escritores tendemos a pasar la mayor parte de nuestra vida laboral completamente solos.
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