Libros
Ricardo Ramos

La selva del maltrato. Caminos de ida, senderos de vuelta

La intervención en el Maltrato Infantil resulta tan imperativa como delicada para unos profesionales que, además, se encuentran fuertemente implicados emocionalmente por las dramáticas situaciones que tienen que atender.
La necesidad de interrumpir el maltrato y reparar o aliviar sus consecuencias choca con la intromisión que los procedimientos de evaluación y la duración de las medidas a tomar ocasionan en familias poco accesibles y colaboradoras, suscitando el riesgo de una victimización secundaria y no previniendo totalmente, tampoco, la eventualidad de la repetición del maltrato en los contextos habilitados para proteger al menor. «Retirar a un niño puede protegerlo del riesgo inmediato de sufrir daño, pero es traumático para él.
Ninguna opción conlleva un riesgo cero de daño». (Eilen Munro). Todo el campo del Maltrato, desde su concepción y detección, hasta su tratamiento y resolución, se encuentra permeado por la polémica entre dos posiciones: • El bienestar superior del menor, que prioriza en cuidado sobre el vínculo y tiende a centrar el fundamento de sus intervenciones en el Modelo del Déficit. • La preservación familiar, que prioriza el vínculo y tiende a buscar su fundamento en el Modelo de los Recursos. En el presente libro el autor, haciéndose eco de esta polémica: • Asume el riesgo de borrar las fronteras disciplinares entre intervención y psicoterapia. • Subraya el protagonismo de actores profesionales diferentes en momentos distintos del proceso. Y de esta forma en La selva del maltrato nos ofrece: • Un recorrido detallado por una variedad de prácticas de intervención psicosociales y terapéuticas. • Conceptos e instrumentos para promover la seguridad del menor en su contexto natural o procurar su retorno al mismo a través de un formato de Terapia de Reunificación Familiar sensible a las incertidumbres de la red profesional cuando la retirada del menor no se hubiera podido evitar.
701 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2021
Año de publicación
2021
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Citas

  • Armando El Guatequecompartió una citahace 3 años
    Los cambios de ubicación, por su parte, ocasionan dificultades de formar apego seguro, así como problemas emocionales y conductuales (Fernández y Jung-Sook, 2013). Los cambios de lugares de acogida dificultan el mantenimiento de las relaciones y además el niño debe aprender nuevos valores y reglas familiares, así como acostumbrarse a nuevos entornos físicos y sociales. La inestabilidad tiene consecuencias a nivel de la autoestima, problemas de conducta, logros educativos, delincuencia, disrupción de la red social y uso de drogas. Con los años los niños hablan de pérdida, soledad y falta de sentimiento de pertenencia (Holtan y cols., 2013)
  • Armando El Guatequecompartió una citahace 3 años
    La retirada, que nunca debe llevar el sello de un castigo para los padres, por revoltosos o incumplidores que sean, sino el de una medida protectora cara al menor, se enfrenta así a dos riesgos; su prolongación y su interrupción. La prolongación de la retirada se estima que lleva a la pérdida de las conexiones familiares, afecta el sentido de la identidad, y dificulta la transición fuera de los servicios de prevención; no obstante, esta prolongación puede ser mejor que una mala reunificación. En los países nórdicos, los Países Bajos, España y Australia se prefiere la acogida de larga duración y la adopción es una opción; el objetivo básico es la continuidad de las relaciones que se le ofrecen al niño mientras está en custodia
  • Armando El Guatequecompartió una citahace 3 años
    Estabilidad y Permanencia no tienen por qué ser alternativas excluyentes; pero sí se delinea en base a ellas una relación distinta de los acogedores con la familia. El malestar de un niño acogido después de una visita familiar, por ejemplo, se puede atribuir a la mala influencia del progenitor sobre el niño, que perturba la estabilidad que se pretende con la acogida; desde esa óptica los contactos deberían ser limitados y controlados. Pero también se pueden entender en base al anhelo del niño por un contacto más prolongado con su familia, que pone sobre el tapete la añoranza de un vínculo que los acogedores no pueden, ni tal vez deben, suplir; y en este caso esos contactos bien podrían ser bienvenidos, preparados y añorados

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