Una buena posición es acostado boca arriba sobre la cama, esto es, en posición supina. La cama, ni demasiado blanda ni demasiado dura y la almohada, baja, o, si se prefiere, sin ella. Los brazos extendidos a lo largo del cuerpo, con los codos ligeramente doblados y las manos algo flexionadas.
Las piernas un poco dobladas, lo justo para no tenerlas totalmente estiradas de forma rígida. Las puntas de los pies caen un poco hacia afuera por la propia relajación del cuerpo.
Adopte esta posición de manera fácil, cómoda y relajada. Que se sienta a gusto y pueda mantenerla durante un buen rato sin molestias.