La presente obra es, ante todo, un homenaje a la persona que me ha acompañado fielmente durante los últimos catorce años, y sus poemas están, por tanto, dirigidos a inmortalizarla.
Una mujer dulce, cálida y optimista con quien he compartido momentos trascendentales. Una mujer que me ofrece su apoyo y comprensión día tras día, y cuya luz sigue ayudándome a afrontar la experiencia más amarga de mi vida: el fallecimiento de mi adorada yaya Gaudencia.
Sean, pues, públicas las innumerables virtudes de quien espero en un futuro ya próximo se convierta en mi esposa.