Alexandra Risley

Un verano en Chatsworth

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Mientras la mayoría de las jóvenes de su edad sueñan con enamorarse y lograr un matrimonio conveniente, Fanny Thorton apunta mucho más alto: desea ingresar a una prestigiosa universidad para cursar la carrera de medicina.Aunque los muros que el mundo académico ha erigido para las mujeres se derrumban en una era de avances y trasformaciones, Fanny sufre al no poder concretar sus objetivos… hasta que un golpe de suerte la pone a un solo paso de ellos. Es invitada a asistir al prestigioso retiro intelectual de Chatsworth House, una temporada vacacional reservada para los alumnos más destacados de la Universidad de Cambridge, que se celebra cada año en la magnífica mansión campestre del duque de Devonshire. En aquel exclusivo entorno de recreación y erudición —pero también de rechazo de parte de quienes la consideran una arribista con suerte—, Fanny reafirmará su determinación de estudiar y de demostrar que una mujer es tan capaz como un hombre de convertirse en médico. En Chatsworth House conocerá a dos brillantes y atractivos estudiantes que compartirán su pasión por la medicina: el enigmático Gabriel Seymour, cuyo talento es minimizado por su terrible reputación, y el arrogante lord Everett Sinclair, quien pone en duda la tenacidad de una mujer para ejercer la medicina. Gabriel y Everett revivirán viejas rencillas y crearán nuevas cuando ambos pongan sus ojos en la resuelta jovencita que aspira matricularse en Cambridge a como dé lugar y convertirse en médico.Alexandra Risley continúa escudriñando en la flamante era victoriana y se detiene en los inicios de la medicina moderna, en el limitado acceso a la educación para la mujer y en su denodada lucha por lograr la igualdad.
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454 páginas impresas
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Citas

  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 6 años
    La joven se estremeció cuando una corriente de aire frío entró por la ventana, ocupando el espacio entre los dos.
    De pronto lo sentía lejano.
    Juzgó su pensamiento como ridículo y se burló de sí misma. Se despidió de su amado agitando la mano y cruzó la puerta con sigilo, sin adivinar que el hombre al que estaba dejando en aquel dormitorio se estaba despidiendo de ella.
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 6 años
    —Convertiste el dolor en tu propia cura —sonrió—. Para eso se requiere valentía.
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 6 años
    —No me digas que… —Sinclair interrumpió sus cavilaciones con una risotada escéptica—. No pensarás contaminarla con tus cortejos, ¿verdad, Seymour? —Gabriel le miró furioso—. Ni siquiera lo pienses, grandísimo idiota. Es demasiado buena para ti.
    —Lo sé. Pero aun puedo matarte si te le acercas tú.
    —No puedes evitar que yo la pretenda. Le convendría desde todo punto de vista si pusiera mis ojos sobre ella —Gabriel taladró con la mirada a su odioso compañero de regata—. Podría hacer que la admitieran en Trinity College. ¿No es eso lo que ella tanto desea?
    El otro resopló, divertido.
    —¿Quieres que ella te tome en serio o que te deba un favor? Eres patético.
    —Me tiene sin cuidado lo que creas.
    —Estoy hablando en serio, Sinclair. No la molestes o no tendré compasión contigo.
    —Sí, sé que eres bueno con los puños —masculló el rubio con desprecio—, pero yo soy bueno con la pistola. No sería el primer duelo clandestino en Chatsworth. ¿Conoces la historia del conde de Windham y su esposita ligera de cascos?
    Gabriel achicó los ojos, lanzando una dura mirada a su oponente.
    —Ojalá fueras capaz de cumplir la mitad de tus amenazas, zoquete.
    —Cumpliré esta si insistes en atravesarte entre la señorita Thorton y yo.
    —¿Cómo es que un día la desprecias y al otro te encaprichas con ella? ¿No la llamaste «arribista» no bien supiste que venía a Chatsworth?
    Sinclair elevó el mentón, orgulloso.
    —Eso fue antes de conocerla mejor. De hecho, me parece una joven de lo más atractiva e inteligente. Dos cualidades que difícilmente coinciden en una mujer. Creo que sería la digna esposa de un médico. ¿No te parece?
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