Enrique Serna

La sangre erguida

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  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    Te he observado todos estos días, Ferrán, tú no puedes desear ni querer a nadie, porque todo el tiempo estás pensando en ti mismo. Para desear a una mujer hay que prestarle atención y tú eres un narcisista perdido. Ni cuando follas te dejas de ver al espejo.
  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    Éramos tal para cual, y aunque a ratos su charla me resultaba sosa, porque le faltaba experiencia mundana, acepté con resignación el aburrimiento, como un elemento consustancial del matrimonio.
  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    No lo negaré: mientras hacíamos el amor pensaba en mis anteriores conquistas. Pero que yo sepa, ni el mayor apóstol de la monogamia está obligado a ser fiel en el pensamiento.
  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    —¿No te aburres aquí sola en este pueblo de viejos?

    —No, porque el campo me gusta. He vivido desde pequeña en contacto con la tierra y no me imagino encajonada en un piso, mirando la ropa tendida de los vecinos.
  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    ¿Está usted arrepentido u orgulloso de haber hecho tanto daño con su megalomanía sexual?
  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    Luis se preguntó si el amor, llevado a extremos fundamentalistas, dinamitaba el orden con el secreto anhelo de perecer bajo sus escombros. Un sentimiento antisocial y hostil a cualquier restricción tenía que acarrear desgracias y dejar víctimas a su paso. Pero envidió la suerte del mexicano, porque al menos tenía una mujer que lloraba por
  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    a policía de la intimidad, los husmeadores de sábanas, nunca lo habían molestado mientras fue un sumiso y erecto robot integrado a la podredumbre institucional. Pero apenas tuvo un brote de independencia contrajo la peste, y ahora cualquier calumniador con micrófono podía escupirle en la cara
  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    La policía no había entrado a su casa por ser un traficante de viagra: quería castigarlo por igualarse a los dioses. Ser feliz era un acto de soberbia, una deslealtad hacia el prójimo que el mundo y la sociedad no podían consentir sin tomar represalias.
  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    Apenas llevaba una semana en ese refugio, pero ya empezaba a sentir claustrofobia.
  • Catalina Ariascompartió una citahace 4 años
    El domingo por la mañana di un largo paseo en bicicleta, desde el río Besós hasta la Plaza Maciá, coqueteando con todas las ciclistas guapas que se atravesaban en mi camino. Qué putas eran todas y cuánto les gustaba ofrecer la grupa.
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