Nací del Agua" es en sí mismo la mejor definición de su autora Arántza Almira. Como el agua, su estilo y sus emociones recogen la forma y el sentimiento de cada día y los plasma en esta obra que, en conjunto, son una serie de relatos en verso y prosa que se intercalan y se confunden, donde se unen vivencias propias y experiencias imaginarias.
Resultan ser amenas y de fácil lectura. Tal vez la intención de Arántza es esa: llegar al lector sin que éste se de cuenta, poco a poco, envolviéndolo con sus cortos relatos hasta que termina por engullirlo… como el sombrero del Principito.
La brevedad de los relatos y sus secuencias de tragicomedia les convierten en un libro ameno, que se estructura en 57 relatos, cuyo orden y disposición parece azaroso, pero consigue que el lector no pueda dejar de leer.
Quizás esta sea la mayor crítica que se pueda hacer sobre «Nací del Agua»: no parece tener un orden lógico; o quizás esta sea la mejor virtud de la obra: la analogía como desorden ordenado.