Cómo morir. Cartas sobre la vejez y la muerte

los bebés, ni los niños, ni los dementes temen la muerte y resulta muy vergonzoso que nuestra razón no nos proporcione esa seguridad a la que lleva la falta de juicio.

es menos vergonzoso defraudar a un acreedor que a una buena esperanza.

Cosa vergonzosa y ridícula es un anciano parvulito

Tan insensato es el que teme lo que no ha de sufrir como el que teme lo que no ha de sentir.

Nada puede esperar ese a quien la vejez conduce a la muerte. Es el único tipo de muerte ante el que no hay vuelta atrás; con ningún otro los hombres mueren más suavemente, pero ningún otro es tan lento.

es tan estúpido el que teme a la muerte como el que tema a la vejez;

no percibo la afrenta de la edad en mi ánimo como la siento en mi cuerpo.

hay que temer a la muerte, hay que moderar el ansia de vivir y no se puede olvidar la posibilidad del suicidio, la que nos hace verdaderamente libres.

«Si a los dioses les place la causa de los vencedores, a mí me place la de los vencidos

Catón era estoico y, por tanto, pensaba que la vida no debía ser retenida a cualquier precio. Si la fortuna le había sido tan esquiva que le llevaba a una situación extrema, lo procedente y más honorable era quitarse la vida, sin dar ocasión a que fuera otro quien decidiera sobre ella.