Flavum es un lugar inhóspito y peligroso. Una tupida selva oculta su fauna con recelo. Lu es ahora uno de sus múltiples habitantes. Abandonar la seguridad de la Aguja, la torre que refugia a los humanos en Flavum, es peligroso. Todo aquel que lo ha intentado no ha logrado regresar, pero si quiere volver a casa, no le quedará más remedio que hacerlo.
Aitor está más decidido que nunca en descubrir lo que les sucedió a sus padres. Las últimas investigaciones lo llevan a coger un vuelo con destino Polonia. Pero sus planes
se verán afectados por un tipo que asegura que tiene todas las respuestas que necesita. Deberá decidir si continua con su plan o se deja llevar por las afirmaciones de ese
hombre.
Flavum estaba vivo (…) El escocés le habló de los melures, las flores de Epoh y los Montes Salados. La advirtió sobre la químora candor y el cuércano veteado. Admiró las lagunas y a los animales piedra, el letal abrazo de las nemerteas y la gran bestia roja. Pero fueron las tribus las que a Lu le encogieron la garganta: la tercera raza. Protuberancias en las mejillas y mutilaciones de huesos. Manos expertas en el desuelle, bocas hambrientas de carne. A medio camino entre el animal y el ser humano.
Demonios vestidos de hombres. Colmenas feroces.
