No es más que el eterno dilema al que se enfrenta el ser humano durante su corta vida, unos frente a un escritorio, otros, como nuestros personajes, conduciendo máquinas voladoras. Para bien o para mal, se toman desiciones, cada quien fuerza el destino por sus sueños, aunque para algunos no importan los medios. La naturaleza empieza a dar síntomas de rebeldía por la intromisión del hombre en sus dominios. Los seres mitoógicos aun no han desaparecido de la conciencia del hombre amazónico y todavia observan e intervienen a pesar de haber traspasado el segundo milenio. Este es el mundo de la anarquía, en donde las más simples reglas se rompen, donde una luz roja significa, adelante.