Hombres puros

esa elegancia hipócrita que hacía pasar la impotencia por una elección que algunos, noblemente, llamaban dignidad.

Dedicábamos nuestros días al amor y al mar, a los paseos y a las lecturas, a la cocina y a la fotografía.

Yo estoy listo para morir por ser la única figura aún posible del Mal.

Si tuviese la posibilidad, saldría armado y dispararía a la multitud a ciegas, como un terrorista, embriagado de mi odio, mi repugnancia y mi determinación.

Eso es lo único que le queda: una mirada de cíclope para hablar. Pero no entiendo nada de ese lenguaje del ojo.

Yo sé que puedo perder, pero no me da miedo ser una perdedora.

¿Qué harías, qué haríais si al final no hubiese nada que buscar, si todo esto fuera simplemente una gigantesca sucesión de casualidades sin mensaje oculto?

Todos os creéis que la vida consiste en encontrar un secreto, una revelación que le dé sentido a nuestra existencia..., pero puede que no haya nada al final del túnel, que lo que creíamos una luz de salvación sea tan solo el tenue resplandor del vestíbulo frío de la otra entrada.

nunca habría creído que un cuerpo humano pudiese llevar encima, como si de un hábito negro se tratase, tanto dolor

Siempre he pensado que la humanidad de un hombre no puede ponerse en duda tan pronto como entra en el circuito de la violencia, ya sea como verdugo o como víctima, como cazador o como cazado, como asesino o como presa.