Por eso superviso los pliegues, porque se me hace difícil pensar que puedas desaparecer. No quiero que te vayas, no del todo. Pero lo cierto es que estás en-mí-desapareciendo y eso es lo que duele, este ser de ausencia, este ausentarte o, tal vez, la idea de la ausencia que acompaña tu imagen. Diluida, cuando quiero atraparla.