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Libros
Thomas Wolfe

El niño perdido

Estamos en 1904, en la época de la Exposición Universal celebrada en Saint Louis. La familia Wolfe se ha trasladado desde Asheville y ha abierto aquí un pequeño alojamiento para los vecinos de su lejana ciudad natal que visitan la Exposición. Grover Wolfe tiene sólo doce años, pero, según dicen todos, una sensibilidad y una madurez extraordinarias…
«Una novela muy recomendable, retrato sobre el duelo y la pérdida.»
Jon Kortazar, El Correo
67 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2020
Año de publicación
2020

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Opiniones

  • R Güemescompartió su opiniónhace 2 años
    👍Me gustó
    💧Prepárate para llorar

    Una historia bellísima, el viaje de un hombre que visita los lugares y personas que evocan el recuerdo perdido de su hermano

  • Emanuel Bravo Gutiérrezcompartió su opiniónel año pasado
    💧Prepárate para llorar

    Qué breve y qué intenso. Una delicia.

  • Tess Pedrocompartió su opiniónhace 5 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo

Citas

  • Ayanet Ncompartió una citahace 14 minutos
    Cualquiera sabe que aquello es interminable, que está ahogado, que no puede escapar. Sabe que está perdido y náufrago en América, un país demasiado grande para ser un país. En esas ocasiones uno sabe también que no tiene hogar. Sabe que no puede hacerse con uno ni mantenerlo. En esas ocasiones un hombre sabe que ya no sirven ni la locura de la juventud ni la noche, y que ni siquiera la soledad ayuda… Y ese hombre ahora sabe que él mismo es apenas un átomo sin nombre, un átomo perdido en el vacío, una cifra irrisoria y llena de polvo que gira alrededor de un tiempo incontable, y que todos los sueños, la fortaleza, la pasión y la fe en la juventud han acabado por marchitarse.
  • Ayanet Ncompartió una citahace 24 minutos
    Creo que ella ya lo sabía… lo sabía… Él ya había estado enfermo una vez. Ella no se rindió hasta el final… Ella nunca dio muestras de que se rendiría… Pero creo que ya lo sabía. Lo sabía.

    … La miré. Su rostro estaba blanco como el papel. Me miró y fue como si yo no estuviera allí… Nunca fue capaz de verme. La oí decir: «Ya está… ya está»… Así de simple. Y, Dios mío, nunca olvidaré la cara que puso, su manera de decirlo, cómo mi corazón dejó de latir y subió hasta mi garganta… Pobre mamá… Yo sólo era una esclavita en aquella vieja casa. Era sólo una chica delgadita de catorce años. Pero sabía que mamá se estaba muriendo de dolor delante de mí… Sabía que aunque mamá viviera hasta los cien años, nunca podría superar eso, nunca sería capaz de olvidarlo. Sabía que moriría cada vez que pensara en ello
  • Ayanet Ncompartió una citahace 2 horas
    Hijo, hijo mío, fue hace tanto tiempo, pero cuando vuelvo a escuchar ese nombre todo regresa como si hubiera ocurrido ayer. Y la vieja herida se abre. Lo puedo ver tal como era, tal como resplandecía aquella mañana en que viajamos por Indiana, al lado del río, de camino a la Exposición Universal.

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