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Thich Nhat Hanh

El corazón de las enseñanzas de Buda

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«El corazón de las enseñanzas de Buda» parte de este párrafo: «Buda no era un Dios, sino un ser humano como tú y como yo, y sufrió igual que nosotros. Si nos acercamos a Buda con el corazón abierto, nos mirará con ojos llenos de compasión y dirá: como en tu corazón hay sufrimiento, puedes entrar en mi corazón». Según Thich Nhat Hanh, el núcleo de las enseñanzas de Buda lo constituyen las Cuatro Nobles Verdades: el sufrimiento, la causa del sufrimiento, la extinción del sufrimiento y el camino que conduce a la extinción del sufrimiento; y ese camino es el Noble Óctuple Sendero. Pero estas sencillas enseñanzas han sido a menudo tergiversadas, y en este libro esclarecedor el monje vietnamita nos las muestra en toda su luminosa belleza y su poder transformador.
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325 páginas impresas
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Opiniones

  • Jovani González Hernándezcompartió su opiniónhace 3 años
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho

    Un libro que recomiendo para aquellos que están sumamente interesando en el budismo y las enseñanzas de Tathagata, buda. Aún así, es interesante la explicación, muy amena.

  • DR. TZOMPANTLIcompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco

    Excelente libro. Muy buenas enseñanzas. Se los recomiendo

Citas

  • aντόνιοcompartió una citahace 3 años
    El cuarto elemento de nuestro cuerpo es el aire. La mejor forma de experimentar el elemento aire es hacer la práctica de respirar conscientemente. «Inspirando, sé que estoy inspirando. Espirando, sé que estoy espirando.» Después de decir estas palabras podemos abreviarlas diciendo «Inspirando» cuando inspiramos y «Espirando» cuando espiramos. No intentamos controlar la respiración. Al margen de que la inspiración sea corta o larga, profunda o superficial, respiramos simplemente de manera natural y dirigimos la luz de la atención hacia ella. De ese modo notamos que, en realidad, nuestra respiración se vuelve más lenta y profunda de forma natural. «Inspirando, mi inspiración se ha vuelto profunda. Espirando, mi espiración se ha vuelto lenta.» Ahora podemos practicar «profunda/lenta». No tenemos que esforzarnos. Simplemente se vuelve más profunda y lenta por sí misma, y reconocemos este hecho.
  • aντόνιοcompartió una citahace 3 años
    El tercer método que Buda ofreció para ser consciente del cuerpo en el cuerpo es percibir los elementos que lo componen: tierra, agua, fuego y aire. «Inspirando, veo el elemento tierra en mí. Espirando, sonrío al elemento tierra que hay en mí.» El «elemento tierra» se refiere a las cosas sólidas. Cuando vemos el elemento tierra tanto fuera como dentro de nosotros, descubrimos que en realidad no existe una frontera entre nosotros y el resto del universo. A continuación, reconocemos el elemento agua que hay dentro y fuera de nosotros. «Inspirando, soy consciente del elemento agua en mi cuerpo.» Meditamos sobre el hecho de que nuestro cuerpo se compone de más de un setenta por ciento de agua. Después reconocemos el elemento fuego, que significa el calor, tanto interno como externo a nosotros. Para que la vida pueda existir se necesita calor. Al practicarlo vemos una y otra vez que los elementos que hay dentro y fuera del cuerpo pertenecen a la misma realidad, y dejamos de estar recluidos en nuestro cuerpo. Estamos en todas partes.
  • aντόνιοcompartió una citahace 3 años
    La segunda forma en que Buda nos enseñó a ser conscientes del cuerpo en el cuerpo es reconociendo todas sus partes, desde la coronilla hasta la planta de los pies. Si tenemos el pelo rubio, lo reconocemos y le sonreímos. Si es canoso, lo reconocemos y le sonreímos. Observamos si nuestra frente está relajada o si tiene arrugas. A través de nuestra atención sentimos la nariz, la boca, los brazos, el corazón, los pulmones, la sangre y todo lo demás. Buda describe la práctica de reconocer treinta y dos partes de nuestro cuerpo como si fuéramos un campesino que se dirige al granero, saca un gran saco lleno de judías, cereales y semillas, lo deja en el suelo, lo abre y mientras vierte el contenido reconoce el arroz como arroz, las judías como judías, el sésamo como sésamo, etcétera. De ese modo, reconocemos los ojos como ojos y los pulmones como pulmones. Podemos practicarlo mientras meditamos sentados o mientras estamos tumbados. Escrutar de ese modo nuestro cuerpo con toda atención puede llevarnos media hora. Mientras observas cada parte del cuerpo, sonríeles. El amor e interés de esta meditación pueden realizar la labor de curar.
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