Existe una bella palabra en latín para describir los materiales procedentes de edificios antiguos reutilizados en construcciones posteriores. Esa palabra, spolia, podría caracterizar lo que fue en esencia la Edad Media.
Las bases que sustentaban el mundo antiguo se aprovecharon para construir, junto con los cimientos del cristianismo y el islam, una sociedad rica, colorida, diferente y a la vez muy parecida a los seres humanos de la actualidad. Tanto la arqueología como las fuentes escritas han tendido puentes para mostrarnos la cotidianeidad de esa gente y los cambios políticos, económicos, sociales y religiosos que dejaron huella en su día a día.
En La vida cotidiana en la Edad Media se analizan los principales espacios públicos y privados en las aldeas medievales y la manera en que este tipo de vida se transformó con la aparición de las primeras ciudades. Nos acercamos así a la realidad de las sensaciones, los gestos, lo íntimo, lo cercano y lo familiar de los hombres y las mujeres corrientes que vivieron bajo esos diez siglos de luz y oscuridad.