Enrique Serna

Ángeles del abismo

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México, finales del siglo XVI. Desde su niñez, la falsa beata Crisanta Cruz y el indio apóstata Tlacotzin, desarrollaron una férrea voluntad de sobrevivir y una refinada malicia para burlarse de sus opresores. Ellos son la columna vertebral de una hilarante intriga novelesca que desnuda los vicios privados y las virtudes públicas de la sociedad colonial: la teatralidad del misticismo, los laberintos barrocos del deseo reprimido, el culto clandestino de los Dioses prehispánicos, la sórdida lucha por el poder entre las órdenes religiosas… Basado en un proceso inquisitorial real, Ángeles del abismo combina la novela picaresca, la comedia de enredo y el folletín en un fascinante retablo narrativo.
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606 páginas impresas
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Citas

  • Mauricio Patróncompartió una citahace 5 años
    mad las palas, desenterrad esos demonios y perseguid a la idolatría dondequiera que se esconda. Yo ya estoy viejo para dar esta batalla, pero vos tenéis brazos fuertes y con ellos podéis estrangular a la serpiente que se ha deslizado en el huerto.
    Fray Gil estaba ansioso por intervenir y tomó la palabra, trémulo de indignación:
    —Amado padre: vos sabéis con cuánto empeño he luchado por sacar a los naturales de las tinieblas donde estaban sepultados, y podéis imaginaros cuánto me duele que por unas manzanas podridas se ponga en riesgo nuestra misión evangélica. Estos niños son nuestros mejores aliados para terminar con la ceguedad de la idolatría, pues ellos saben quiénes son los hechiceros y conocen sus delubros secretos. Con su ayuda os prometo encontrar muy pronto a los ministros de Satanás. Mañana mismo saldré a dar una batida por los montes
  • Mauricio Patróncompartió una citahace 5 años
    Ofendida por el descolón, Nicolasa no volvió a despegar los labios en todo el camino. Conforme el carruaje se aproximaba al barrio de San Pablo, las mansiones de tezontle desaparecieron del paisaje, y al ver las callejas bordeadas de casuchas con techo de palma, Crisanta se sintió expulsada del paraíso. Sic transit gloria mundi, cuán raudas y veloces pasaban las glorias del mundo.
  • Mauricio Patróncompartió una citahace 5 años
    Con el paso del tiempo adquirió más confianza y dejó de tomar esas precauciones, pero su peludo fantasma todavía le quitaba el sueño, y cuando el carruaje de la marquesa dobló a la izquierda en la calle de la Merced, examinó con recelo a la gente arremolinada en los puestos callejeros.
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