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Rebecca Solnit

Un paraiso en el infierno

  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    El Departamento de Bomberos de San Francisco calcula que un terremoto de magnitud 8,3, con vientos de dieciséis kilómetros por hora, podría provocar setenta y un incendios importantes. Para apagar todos ellos harían falta doscientos setenta y tres vehículos, pero la ciudad solo posee cuarenta y uno.
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    Este es un libro sobre desastres del pasado. Sin embargo, en él también hay futuro, un futuro en el que la información y el conocimiento importan tanto como las creencias que nos conforman y el ímpetu que nos mueve.
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    Como señalaba Viktor Frankl, «muchas veces es precisamente una situación externa excepcionalmente difícil lo que da al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo».
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    Enamorarse es fácil. Durante un tiempo, la fuerza del amor te lleva en volandas, sin esfuerzo. Todo posee perfecta armonía y las posibilidades parecen infinitas. Pero un día te despiertas y descubres que en la habitación hay otro ser humano con necesidades y pareceres propios, y es entonces cuando comienza lo interesante, la identificación de las afinidades, la formación de un vínculo resistente y duradero. O donde fracasa. Nada tienen que ver el amor y el desastre, pero las utopías de este son también una suerte de tiempo hechizado, en el que el compromiso, la improvisación y la empatía parecen darse motu proprio. Lo difícil viene después, cuando tenemos que dar forma, a fuerza de tesón y determinación, a una sociedad digna. Hay momentos en que la sociedad civil vuelve a enamorarse de sí misma, cuando celebra sus aniversarios, y los vínculos surgen de nuevo por arte de magia, no por obligación. El tiempo en que se generaron esos lazos, cuando las posibilidades eran emocionantes y la alegría surgía a cada instante, siempre será relevante.
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    El término emergencia procede de emerger, surgir, revelarse, lo opuesto a sumergir, a la inmersión, a estar dentro o debajo de un líquido. Una emergencia es una separación de lo familiar, una súbita aparición en una nueva atmósfera, en la que normalmente tenemos que demostrar de qué estamos hechos.
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    Lo que creemos define nuestro comportamiento. Y de manera más rotunda que en el día a día, ese comportamiento define la vida y la muerte, la nuestra y la de los demás.
  • Edna Montescompartió una citael año pasado
    Un concepto psicológico no tan conocido es el de «crecimiento postraumático», un fenómeno que se aplica tanto a la experiencia individual como a la colectiva. Uno de los principales libros al respecto explica: «La pérdida es inherente a estas experiencias traumáticas: la pérdida de seres queridos, de roles sociales valiosos, de habilidades o de maneras esenciales, aceptadas, de entender la vida. A raíz de estas pérdidas, y de la confusión que generan, ciertas personas reconstruyen una forma de vida, a su juicio, superior a la antigua, en aspectos profundos y diversos. La devastación de lo perdido les permite construir casi desde cero una estructura vital renovada, mejorada. Establecen nuevas construcciones psicológicas que incorporan la posibilidad del trauma y cuentan con recursos para enfrentarse a él. Ven la fuerza dentro de sí y la fuerza de sus vecinos y su comunidad. Y gracias a ese esfuerzo, estos individuos llegan a valorar lo que poseen en el momento presente y el proceso hasta obtenerlo, aunque haya estado lleno de pérdidas y aflicciones. Los grupos y las sociedades pueden experimentar transformaciones similares, que produzcan nuevas normas de comportamiento y mejores maneras de atender a los individuos dentro del grupo»
  • Edna Montescompartió una citael año pasado
    Los sociólogos se ocupan del desastre, pero el carnaval lo estudian los antropólogos, que hablan de su carácter liminar. Es decir, que igual que los ritos de iniciación, el carnaval tiene lugar en espacios intermedios, en el intersticio de los estados familiares, prestablecidos. Es un lugar transformador donde las diferencias se reducen y lo común se vuelve relevante, un lugar separado del tiempo ordinario. El antropólogo Victor Turner afirma que los momentos liminares permiten la posibilidad de la communitas, los lazos que se crean cuando las estructuras habituales y las separaciones sobre las que estas se sostienen se vuelven irrelevantes o inexistentes. Las celebraciones carnavalescas comparten con el desastre la turbulencia, la destrucción: la gente que se arroja polvo de colores en India o dulces y caramelos en España o abalorios y baratijas en Nueva Orleans, la muchedumbre que inunda las calles, el desorden, las montañas de basura, los gritos, los bailes, los giros, el correr de un lado para otro, el mezclarse con desconocidos que dejan de serlo momentáneamente; las imágenes grotescas, morbosas, desconcertantes.
  • Edna Montescompartió una citael año pasado
    El desastre y la revolución producen, ambos, una suerte de carnaval: una perturbación y un punto de encuentro con aspectos carnavalescos. También podemos pensar en las revoluciones como carnavales, pues, sea cual sea la transformación que provoquen a largo plazo, ya en su desarrollo generan momentos de apertura feliz, hacia los demás y hacia nuevas posibilidades. Es decir, si imaginamos las revoluciones como momentos de renovación y reinvención en lugar de actos destinados a la creación de un bien permanente en el futuro, podríamos ver con nuevos ojos la efímera utopía que descubren.
  • Edna Montescompartió una citael año pasado
    No pretendían crear un nuevo Gobierno, sino una nueva libertad, un estado tan libre de gobierno como fuera posible. Una revolución en la que cupiera toda la riqueza de la sociedad civil y las posibilidades sociales.
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