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Walter Tevis

El hombre que cayó en la Tierra

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Huyendo de la devastación nuclear de las guerras que casi aniquilan la vida en Anthea, planeta del sistema solar, el extraterrestre de rasgos humanoides Thomas Jerome Newton aterriza en la Tierra tras años de adiestramiento y aprendizaje de las costumbres terrícolas con la misión de construir una nave espacial con la que trasladar a los pocos antheanos que sobrevivieron a la hecatombe y poder así asegurar la supervivencia de su estirpe.
A pesar de su complexión extremadamente frágil y de una sensibilidad enfermiza a la gravedad y la temperatura terrestres, Newton posee una inteligencia muy superior a la humana, lo que le permitirá revolucionar el mundo con algunos inventos -una película fotográfica ultrasensible, un insólito procedimiento de refinado de petróleo— y convertirse en una de las grandes fortunas de la Tierra. Sin embargo, el contacto con los humanos, el desarraigo y una tendencia natural a la melancolía lo convertirán en un alcohólico y pondrán en peligro su misión.
«El hombre que cayó en la Tierra» es uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción y una subversión del tema de la invasión extraterrestre. A partir de una aproximación realista, teñida de la desazón del existencialismo de posguerra y la amenaza de la Guerra Fría, la novela insufla vida a uno de los alienígenas más frágiles y memorables del género.
David Bowie interpretó al antheano en la versión en celuloide del libro, dirigida por Nicolas Roeg en 1976. A finales de 2015, poco antes de su muerte, Bowie compuso el musical “Lazarus”, secuela de «El hombre que cayó en la Tierra”, que se estrenó en Nueva York.
Este libro no está disponible por el momento.
226 páginas impresas
Publicación original
2016
Año de publicación
2016
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Opiniones

  • Bonzo Poecompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó

    Una buena historia, al estilo de otros films que muestran de manera más realista que una invasión extraterrestre, no es tan simple de lograr como muestran muchas historias de ciencia ficción. Y el hecho de humanizar tanto a un no humano, para sensibilizarnos a lo complejo de su dilema existencial, le da una calidez a la historia, más propia de un drama sicológico, que al de una historia tradicional de ciencia ficción, lo que nos acerca más al a historia, y nos permite conectar con ella.

  • Angelo SVcompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó

    Fascinante, muy triste el final

  • Jose Luis Castillocompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    🚀Adictivo
    🐼Adorable

    Me encantó

Citas

  • martecompartió una citahace 2 años
    WALTER STONE TEVIS
  • martecompartió una citahace 2 años
    Bryce, abrumado por la extraña manera de hablar de Newton, encontró difícil seguir mirándole a la cara, de modo que inclinó la cabeza.

    —¿No puede usted terminar la nave?

    —¿Cree que me lo permitirían?

    —Con todo su dinero…

    —¿Cree que yo lo deseo?

    Bryce alzó la mirada.

    —Bueno, ¿lo desea usted?

    —No. —Luego, súbitamente, el rostro de Newton recobró su antigua apariencia, más serena, más humana—. Oh, sí, supongo que lo deseo, Nathan. Pero no lo suficiente. No lo suficiente.

    —Entonces, ¿qué pasa con su propio pueblo? ¿Con su familia?

    Newton volvió a sonreír misteriosamente.

    —Imagino que todos morirán. Pero probablemente le sobrevivan a usted.

    Bryce quedó sorprendido ante sus propias palabras.

    —¿Destruyeron su mente cuando quemaron sus ojos, señor Newton?

    La expresión de Newton no se alteró.

    —Usted no sabe absolutamente nada acerca de mi mente, Nathan. Eso se debe a que es usted un ser humano.

    —Ha cambiado, señor Newton.

    Newton rio suavemente.

    —¿En qué, Nathan? ¿He cambiado en algo nuevo, o he regresado a algo viejo?

    Bryce no supo que contestar a esto, y permaneció silencioso. Newton se sirvió otro pequeño trago y dejó el vaso sobre la mesa. Luego dijo:

    —Este mundo está tan condenado como Sodoma, y yo no puedo hacer nada por arreglarlo. —Vaciló—. Sí, una parte de mi mente está destruida.

    Bryce, tratando de protestar, dijo:

    —La nave…

    —La nave es inútil. Tenía que haber sido terminada a tiempo, y ahora no disponemos de tiempo suficiente. Nuestros planetas no se acercarán lo necesario el uno al otro hasta dentro de siete años. Se están separando ya. Y los Estados Unidos nunca me permitirían construirla. Y si la construyera, nunca me permitirán lanzarla al espacio. Y si la lanzara al espacio, detendrían a los antheanos que vinieran en ella. Y probablemente les cegarían. Y destruirían sus mentes…

    Bryce terminó su bebida.

    —Usted dijo que tenía un arma.

    —Sí, lo dije. Estaba mintiendo. No tengo ningún arma.

    —¿Por qué tenía que mentir…?

    Newton se inclinó hacia adelante, apoyando cuidadosamente sus codos sobre la mesa.

    —Nathan, Nathan. Entonces tenía miedo de usted. Tengo miedo ahora. He tenido miedo a todo en cada momento que he pasado en este planeta, en este monstruoso, bello y aterrador planeta, con todos sus extraños animales y su agua abundante, y todos sus seres humanos. Tengo miedo ahora. Tendré miedo hasta que me muera.

    Hizo una pausa, y al ver que Bryce no decía nada continuó:

    —Nathan, piense en lo que representa
  • martecompartió una citahace 2 años
    Hay veces en que se nos aparecen ustedes como monos sueltos en un museo, portando cuchillos, rasgando las telas, rompiendo las esculturas con martillos.

    Bryce permaneció silencioso unos instantes. Luego dijo:

    —Pero fueron seres humanos los que pintaron los cuadros, hicieron las estatuas.

    —Solo unos cuantos seres humanos —dijo Newton—. Solo unos cuantos. —Bruscamente, se levantó de la cama y añadió—: Creo que ya he visto lo suficiente de Chicago. ¿Le gustaría regresar a casa?

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