Libros
Edith Wharton

Cuentos inquietantes

Los cuentos inquietantes aquí reunidos, buena parte de los cuales han permanecido inéditos en castellano hasta hoy, lo son cada uno a su manera.
Algunos se escoran levemente hacia lo sobrenatural, en la línea de los geniales relatos de fantasmas de Henry James, historias en las que el elemento ultraterreno sobrevuela la cotidianidad de modo casi imperceptible: sutilmente invasivo, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole una deliciosa inquietud.
Y en otros (más desasosegantes si cabe, por cuanto prescinden de lo asombroso) el misterio se oculta en la propia mente, en las ambiguas actitudes de personajes que se nos antojan perturbadores gracias a la pericia de la autora para manejarse en los meandros de su psicología.
Una auténtica obra maestra de lo oscuro que se esconde tras lo cotidiano.
304 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2015
Año de publicación
2015
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Opiniones

  • Laura Segoviacompartió su opiniónhace 2 años
    👍Me gustó

Citas

  • Miguel Ángel Vidaurrecompartió una citahace 4 años
    «Cualquier instante puede ser el cráter del infierno»
  • Laura Segoviacompartió una citahace 2 años
    ¿Y fantasma? ¡Nos has estado ocultando el hecho de que no hay fantasma!

    En aquel instante Mary también se había echado a reír, pero dotada como estaba para las percepciones simultáneas y pese a la hilaridad general, no había podido dejar de percibir un repentino desfallecimiento en la burlona respuesta de Alida:

    —¡Oh!, en Dorsetshire hay fantasmas por todas partes, ya lo creo.

    —Sí, sí, pero eso no me sirve. No quiero tener que viajar quince kilómetros para ver el fantasma de otro. Quiero uno mío en mi propia casa.
  • Laura Segoviacompartió una citahace 2 años
    Un denominador común a la mayoría de estos relatos es el tratamiento de las casas o mansiones como personajes, una constante en casi todas las obras de Wharton, que no en vano fue una prestigiosa paisajista y decoradora de interiores. Los espacios donde habita la gente la condicionan (o a la inversa), convirtiéndose en testigos mudos de lo que se exhibe o se esconde, en nexo entre quienes los habitan y quienes les precedieron. En «La duquesa orante», «Una botella de Perrier» y sobre todo en «Después», las mansiones alcanzan envergadura de seres animados.

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