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Libros
Marina Tsvietáieva

El poeta y el tiempo

Recuperamos el libro que introdujo la obra en prosa de la poeta en España.
Marina Tsvietáieva (1892–1941) es una de las más grandes poetas que dio la literatura rusa del siglo pasado. Sin embargo, su obra y su nombre, injustamente ignorados durante mucho tiempo, no fueron ampliamente reconocidos y valorados en diversos países hasta casi medio siglo después de su muerte.
El núcleo de El poeta y el tiempo, que en su momento fue el primer volumen en español de la prosa de Marina Tsvietáieva, está constituido por tres ensayos: «Un poeta a propósito de la crítica», «El poeta y el tiempo» y «El arte a la luz de la conciencia». Estos son el producto de la constante reflexión de la autora sobre el arte, de su meditación sobre la conciencia y el tiempo y de su profunda preocupación por el sentido de la tarea del poeta.
El volumen se abre con la «Respuesta a un cuestionario», en la que la propia autora se presenta al lector hablando de sí misma, de sus orígenes, de su evolución espiritual. Y se cierra con las reflexiones de Tsvietáieva a propósito de las cartas de Rilke, «sólo un pretexto para desplegar su fuerza creativa, remontar el vuelo y contagiarnos de su poesía», en palabras de Selma Ancira, estudiosa de la literatura rusa, a cuyo cargo ha corrido la edición y traducción de los textos.
160 páginas impresas
Publicación original
2024
Año de publicación
2024
Traductor
Selma Ancira
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Citas

  • Rafael Ramoscompartió una citahace 8 horas
    Ningún poeta tiene un conocimiento innato de los estratos geológicos y de las fechas históricas. ¿Qué conozco de nacimiento? El alma de mis héroes. Los vestidos, los ritos, las moradas, los gestos, el lenguaje – es decir, todo lo que da el conocimiento, lo tomo de los expertos, del historiador y del arqueólogo.

    En el poema sobre Juana de Arco, por ejemplo:

    El protocolo es suyo.

    La hoguera – mía.
  • Rafael Ramoscompartió una citahace 8 horas
    Una poesía es convincente solo cuando puede ser verificada con una fórmula matemática (o musical: es lo mismo). No seré yo quien verifique.

    Por eso, con mis poesías que hablan del mar, acudo al marinero y no al amante de poesía. ¿Qué me brindará el primero? Una osamenta para el alma. ¿Y el segundo? En el mejor de los casos – un debilitado eco del alma, de mí misma. En todo lo que no es el alma, necesito – de los otros.

    Y así, de las profesiones, de los oficios – a las ciencias. Del mundo conocido al mundo por conocer. Del marinero, del guardabosques, del herrero, del cerrajero, del panadero – al historiador, al geólogo, al físico, al geómetra – siempre ampliando el círculo.
  • Rafael Ramoscompartió una citahace 8 horas
    El valor intrínseco del mundo para el poeta es un absurdo. Para el filósofo – motivo de pregunta, para el poeta – de respuesta. (¡Nunca crean en las preguntas del poeta! Todos sus «¿por qué?» son «porque», y sus «¿cómo?» – «así».) Pero en sus argumentos (en sus comparaciones) el poeta debe ser cauto. Al comparar, supongamos, el alma con el mar y la mente con un tablero de ajedrez, yo debo conocer tanto el mar como el ajedrez: cada hora del mar y cada movimiento del ajedrez. Para aprender –aprenderlo todo– una vida no basta. Y aquí ayudan los expertos del oficio – los maestros.

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