Sofoco

En la guerrilla te decían: Esto es una guerra de baja intensidad, como si las balas fueran de menor tamaño y no mataran

—Todos quieren amor, pero nadie quiere lavar los platos.

Una diría que la guerra es como las películas de acción. Pero no. Es quieta. Más que quieta es monótona. A la gente la matan y la matan y la matan, pero la guerra sigue.

Y es que el muerto de guerra es otra cosa, ¿sabe? Es cosa seria, cosa peluda, cosa callada

e dice que no quiere estar encerrada porque no cometió ningún crimen, que las cárceles son para los malos. Quiere estar en el monte, comer chigüiros, venados y tapires. Quiere rascarse el lomo con los árboles, buscar el amor y rugirle al viento.

Es una bebé a veces mi mamita. E

Para no llorar me imagino un frasco de vidrio adentro de mi garganta por donde se devuelven las lágrimas, que van cayéndome adentro del cuerpo. Hace un año que aprendí ese truco de aguas por dentro y cada vez soy mejor. Yo ya casito que no lloro. Mi mamá sí, aunque solo cuando estamos solas. Yo no lloro, pero me orino.

La guerra no se trata de nada. Es un agujero que escupe muertos.

Somos pobres, morimos mal, pero estamos bien enterrados. Para ahorrar espacio, hicimos un panal de tumbas. Todos sin nombre. Pero eso sí, separados. Quería resguardarles al menos un pedacito de identidad.

. Si tuvimos un útero para cada uno, por qué compartir la muerte.