Los tres autores compartimos una doble pasión por la poesía, por su escritura y por su consideración reflexiva como un ámbito que tiene el poder de condensar comprensiones alternativas a las establecidas por la vida social instituida, gracias a ese diverso pulsar del lenguaje que la poesía realiza entre el perfil de las palabras y su silencio. Entendemos el trabajo poético como un ejercicio de extrema soledad y, a la vez, como inmersión en el fondo común de todos, y no sólo como escritura, sino también como reflexión sobre el proceso de creación y los problemas que ese quehacer y otros órdenes de la realidad plantean.