Nos sentimos atraídos hacia esta deidad, le tenemos afecto. Como devotos, honramos y adoramos a la deidad que hemos elegido. Llevamos a cabo rituales y ceremonias. Al meditar en nuestra deidad, absorbemos las cualidades de ese Ser, del Guru, de Dios.
Con el tiempo, cualquier sentido de diferencia entre nosotros y nuestro Amado se disuelve.