Refugiada en un rincón del Mediterráneo, la autora inicia la escritura de este libro con el objetivo de saber si aún es posible experimentar lo sublime. Entre barcos, trenes y aviones, el lector disfrutará del amargo sabor de la retsina, aprenderá a diferenciar un salmonete de roca de uno de fango, descubrirá que el verdadero padre del alpinismo fue Nietzsche, y conocerá de dónde provenía la sabiduría de la sibila. Quizá sea en las ruinas del templo de Apolo, lugar al que nadie acude ya a preguntar nada, donde hallemos una última respuesta, una última verdad. Quizá, también, el sentido de este viaje.