Susan Hill

La mujer de negro

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  • Daniela Navacompartió una citahace 7 años
    aunque todavía creía que esas enseñanzas eran probablemente la mejor guía para llevar una buena vida, también había comprobado que Dios resultaba muy lejano y que las oraciones sólo eran una práctica formal y obligada.
  • Manuela Herazocompartió una citahace 3 días
    Fue extraordinaria la forma en que el bienestar físico mejoró el anímico, y cuando salí a la plaza del mercado volví a ser una persona normal, estable y contenta
  • Manuela Herazocompartió una citahace 3 días
    Eso pensé aquella noche, cuando apoyé la cabeza en la almohada mullida y por fin me sumergí en un reposo inquieto y poblado de sombras, a través del cual diversas figuras entraron y salieron, perturbándome tanto que una o dos veces desperté a medias porque acababa de gritar o pronunciar un puñado de palabras incoherentes; sudé y di infinitas vueltas en el intento de librarme de las pesadillas, de escapar de mi sensación no del todo consciente de temores y presentimientos al tiempo que, atravesando la superficie de mis sueños, llegaban los aterrados relinchos del poni y el llanto y los gritos del niño, una y otra vez, mientras yo permanecía impotente en medio de la niebla, con los pies pegados al suelo y el cuerpo echado hacia atrás, a la vez que a mis espaldas rondaba la mujer, a la que no podía ver, aunque percibía su oscura presencia.

    Qué rayos 😳

  • Manuela Herazocompartió una citahace 3 días
    un sentido que me resultó incomprensible, habían sido irreales, fantasmales, cosas muertas.
  • Manuela Herazocompartió una citahace 22 días
    había visto a una mujer cuya forma era real y no me cabía la menor duda de que, en un aspecto esencial, también era espectral.
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 3 meses
    Se trataba de una pobre mujer, enloquecida y perturbada, cargada de tristeza y de dolor, llena de odio y con ansias de venganza. Su amargura era comprensible y la maldad que la había conducido a quitar también resultaba comprensible pero imperdonable.

    Llegué a la conclusión de que nadie podía hacer nada para ayudarla..., salvo rezar por su alma. La señora Drablow, la hermana a la que achacaba la pérdida de su hijo, estaba muerta y enterrada y, puesto que la casa se encontraba finalmente vacía, tal vez cesarían de forma definitiva las apariciones y las espantosas consecuencias que tenían para seres inocentes.
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 3 meses
    Un petirrojo con la cabeza erguida y ojos brillantes como cuentas de cristal se había posado en una de las jardineras de piedra de la balaustrada. Lo contemplé mientras daba saltos, se detenía, escuchaba y se ponía a trinar. Pensé que, antes de visitar ese sitio, jamás se me habría ocurrido concentrarme tanto en algo tan corriente, pues habría estado desesperado por hacer algo, por ocuparme de esto o de aquello. En ese momento agradecí la presencia del pájaro y, con una intensidad hasta entonces desconocida, disfruté del mero hecho de con
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 3 meses
    La marea bajaba sin cesar, el cielo había adquirido un tono gris perla uniforme y, después de la tormenta, el aire estaba cargado de humedad, frío y quieto. Las marismas me parecieron monótonas, quedamos rodeados de bruma y tristeza y, más adelante, el terreno llano estaba empapado y sombrío, sin color, hojas ni ondulaciones. El poni avanzaba
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 3 meses
    no podía soportar ni un segundo más era la atmósfera que rodeaba esos acontecimientos: la sensación de odio opresivo, malevolencia, perversida
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 3 meses
    También me enteré de que Jennet Humfrye, la madre del niño, se había consumido y muerto doce años después de su hijo y que ambos fueron enterrados en el cementerio abandonado y ruinoso que se extiende detrás de la casa de Eel Marsh; de que la habitación del pequeño se mantuvo tal como la dejó, con la cama, la ropa y los juguetes intactos y de que la madre aparecía por allí. Por si eso fuera poco, la intensidad de su dolor y su aflicción se combinó con su odio reprimido y su deseo de venganza e impregnó la atmósfera.
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