Durante la primera mitad de este siglo, la mayoría de los estados de EEUU promulgaron leyes de esterilización y decenas de miles de estadounidenses fueron esterilizados a la fuerza. Los nazis invocaron explícitamente el precedente estadounidense cuando promulgaron sus propias leyes de esterilización7. Las tristemente célebres Leyes de Núremberg de 1935 privaron a los judíos del derecho de voto y prohibieron el mestizaje entre judíos y no judíos. Los negros de los estados del Sur sufrieron el mismo tipo de inferioridad ante la ley y, además, fueron objeto de muchos más actos de violencia popular espontánea y sancionada que los judíos de la Alemania de preguerra8.
Estados Unidos suele acudir al recuerdo del Holocausto para poner de relieve los crímenes que se perpetran en el extranjero. Pero lo más revelador es en qué momentos invoca Estados Unidos el Holocausto. Los crímenes de los enemigos oficiales de EEUU, tales como el baño de sangre provocado por los jemeres rojos en Camboya, la invasión soviética de Afganistán, la invasión iraquí de Kuwait o la limpieza étnica realizada por los serbios en Kosovo, despiertan la memoria del Holocausto; no así los crímenes que cuentan con la complicidad de EEUU.