Simone St. James

Las hijas perdidas

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Vermont, 1950. Existe un lugar para muchachas a las que nadie quiere: las que dan problemas, las hijas ilegítimas, las que son más atractivas de lo que les conviene. Ese lugar se llama Idlewild Hall. Y en la pequeña localidad en la que se encuentra corren rumores de que está embrujado. Cuatro chicas de la escuela, compañeras de habitación, hablan de sus miedos en susurros… Hasta que una de ellas desaparece misteriosamente.Vermont, 2014. A pesar de lo mucho que lo ha intentado, la periodista Fiona Sheridan es incapaz de dejar de analizar una y otra vez los hechos que rodearon la muerte de su hermana mayor. Hace veinte años, su cuerpo fue encontrado en un campo lleno de maleza cercano a las ruinas de Idlewild Hall. Y a pesar de que el novio de su hermana fue juzgado y encontrado culpable de asesinato, ella no puede quitarse de encima la sospecha de que algo no encaja en el caso.Al descubrir que Idlewild Hall está siendo restaurado por un benefactor anónimo, decide escribir una historia acerca de ese lugar. Sin embargo, durante los trabajos de rehabilitación se producirá un descubrimiento sorprendente que relacionará la muerte de su hermana con secretos del pasado que no deberían salir a la luz…y con una voz que no podrá ser silenciada.
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430 páginas impresas
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Citas

  • zafiroboliviacompartió una citael año pasado
    El malestar de CeCe era como un globo demasiado hinchado que no quería esconder, pero tampoco tocarlo, por miedo a que explotara, sabe Dios con qué consecuencias. La ahogaba, le cerraba la garganta, le impedía respirar. No podía canalizarlo con el deporte, como Roberta, ni tampoco tenía la aguda inteligencia de Katie para trazar un plan, fuera el que fuese. A CeCe no le quedaba otra que sufrir.
  • zafiroboliviacompartió una citael año pasado
    —¿Un eco de qué?
    Roberta se inclinó hacia delante y le puso el dedo índice en el entrecejo con mucha suavidad.
    —De lo que hay ahí dentro —dijo—. Y también ahí. —Le señaló el pecho a la altura del corazón—. Es su manera de asustarnos a todas. ¿Hay algo más terrorífico que eso?
  • zafiroboliviacompartió una citael año pasado
    La gente es la que guarda los recuerdos y esos registros que, de lo contrario, quedarían borrados por la Administración.
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