—El sentimiento de culpa —comenté yo— nos paraliza y nos impide resolver muchos problemas. Asumir la responsabilidad hará que desaparezca esa sensación y nos permitirá llevar a cabo acciones más positivas, como compensar los daños causados, en la medida de lo posible. O, simplemente, seguir adelante y no repetir el comportamiento que nos hizo sentir culpables.