Libros
Ryszard Kapuściński

El Emperador

Un libro fascinante en torno a un personaje de excepción: el emperador Haile Selassie de Etiopía, el Rey de Reyes, el León de Judá, el Elegido de Dios, el Muy Altísimo Señor, Su Más Sublime Majestad, descendiente directo de Salomón, que gobernó su país como monarca absoluto durante casi cincuenta años, hasta que en 1974 fue derrocado por un Consejo Revolucionario. Ryszard Kapuscinski viajó a Etiopía, se sumergió en un país azotado por una confusa guerra civil y, cautelosamente, superando desconfianzas y temores, logró entrevistar a los antiguos dignatarios de la corte imperial, así como a los servidores personales del Emperador, en su día dedicados a los más variopintos e insólitos menesteres. Los relatos orales que forman este libro son ora sobrecogedores, ora tragicómicos, en ocasiones increíbles y siempre extraordinariamente apasionantes, componiendo el rompecabezas de una Etiopía más próxima a una espeluznante pesadilla que al sueño de las Mil y una noches en el que Selassie creía vivir. El Emperador, señor feudal dueño de vidas y haciendas, de conciencias y sentimientos, se nos presenta como un misterio que cada cual resolverá: ¿un payaso esperpéntico?, ¿un rey paternal, bondadoso y amante de su pueblo, en ocasiones severo pero siempre justo?, ¿un demente voluntariamente ignorante del mundo que le rodea, del hambre y la corrupción, y necesitado de la más ciega lealtad? Se ha dicho que este libro puede leerse simultáneamente como una crónica de la realidad en Etiopía, una alegoría de la situación en Polonia, una parábola sobre la autocracia y, last but not least, como literatura del más alto rango: sutil, elegante, irónica, absorbente. «Se lee como una mezcla del Ubú rey, de Jarry, y de los despachos de prensa. Totalmente surrealista y totalmente sobrio» (Leon Wieseltein). «Extraordinario. Mi libro favorito del año» (Salman Rushdie).
213 páginas impresas
Publicación original
2006
Año de publicación
2006
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Citas

  • Gretel Juarezcompartió una citahace 6 meses
    demás surgía un grave dilema de protocolo pues la costumbre obligaba a los de abajo a permanecer ante el Emperador de rodillas y con el rostro tocando al suelo, y en esta posición ¿cómo se podía hacer llegar un sobre hasta un automóvil en marcha?
  • Adal Cortezcompartió una citahace 2 años
    Piensa tan solo en quién nos ha destruido el Imperio ¿Quién lo redujo a cenizas? Ni los que tenían mucho ni los que no tenían nada sino aquellos que tenían un poco. Oh, sí, hay que guardarse siempre de los que tienen un poco, porque constituyen la fuerza más negativa, la más voraz; ellos son los que pujan hacia arriba con mayor insistencia.

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