Para medir la importancia de un cerebro cósmico hay que imaginar la diferencia que sentimos entre mirar las paredes de nuestra habitación y mirar el cielo con una luneta astronómica. La primera situación nos da una falsa seguridad y la segunda una falsa exaltación.
¿Cuál es el punto de equilibrio entre estos dos extremos?
Sera una actitud mental volvernos capaces de reducir el universo a nuestra percepción y también de ampliar esta última hasta ser parte del universo.
¡Esta actitud, LA MEDITACION puede generarla y estabilizarla en nosotros! Quien se permite de lanzar tales desafíos es un investigador experto de los estados de conciencia, que vivencio el despertar espiritual a los 27 años.
Hipnotizó miles de franceses en los años 83 para enseñarles idiomas en un mes, y en Sudamérica, al cabo de 3 décadas de consultorio, fomento un movimiento terapéutico descrito en una centena de sus libros.
Su afirmación de que NUESTRO CEREBRO ES COSMICO pero que solo faltaba que lo reconectemos al multiverso, es fundamentada por su investigación de las relaciones entre las variaciones del cosmotelurismo (influencia planetaria sobre el magnetismo de la tierra) y la evolución de la bioenergía humana.
El autor ha generado 9 videos de meditación que necesitan fabricarse un anteojo de visión tridimensionales, lo que es muy sencillo y al alcance todos hacer en un cuarto de hora.
Los efectos son tan acelerados que unos minutos diarios de este tipo de entrenamientos, reemplazaran horas de las antiguas meditaciones orientales -que pocos de nosotros tienen el tiempo de hacer-.
Este libro contiene 9 objetivos diferentes de desarrollo que podemos practicar sucesivamente o en forma conjunta según uno de los 3 planes de trabajo que sugiera el libro.
Tal vez lo más extraordinario es que gracias a otra herramienta de la Terapia Akáshica llamada la Sincronización Akáshica, uno puede practicarlas y transferir la energía a otra persona que quiere ayudar.
