El que no tiene patria posee el mundo, el que se ha desprendido de todo posee la vida entera y el que no tiene culpa goza de la paz. No albergo otro deseo que el de vivir en la Tierra libre de culpa.
—Entonces adiós, y piensa en mí en tu recogimiento.
—Yo pienso en dios y, por lo tanto, también en ti y en todos los que moran en esta tierra, que, nacidos de su aliento, son parte de él.