Eran mis vacaciones y lo único que quería hacer era estar en mi sofá matando el tiempo sin hacer nada más, pero las dos gemelas, mis dos compañeras de piso, no iban a dejarme vivir.
¿Cómo fastidiarme? ¡Apuntándome a unas citas a ciegas! Y yo, como tonta, no tuve más remedio que ir con tal de no soportarlas.
Y mientras los acompañantes que me tocaban no me gustaban nada, el único que me llama la atención es el organizador del evento y dueño del negocio.
Y es ahí cuando comienza el caos…