— ¿Confías en mí? Tuve ganas de contestarle que no, que sabía perfectamente que como bajara un poco la guardia sacaría sus dotes de seducción a relucir y haría que cayera en sus brazos. Tuve ganas de reírme de forma escandalosa e irónica, dándole a entender que aunque Víctor lo considerara su mejor amigo no era el tipo de hombre en el que una mujer podía confiar. Tuve ganas de besarlo… y olvidarme de todo. Iba a ser muy complicado mantener sus manos alejadas de mí cuando las mías tenían tantas ganas de recorrer su cuerpo. Aunque estuviera enamorada de Víctor… 'Esto me va a costar muy caro…' Asentí. No era el momento de hacerme la remilgada. Iba a luchar para que dejara de creerse mi hermano. — Pues vamos a jugar.