Libros
Hiroko Oyamada

Agujero

Al marido de Asa le han ofrecido un trabajo en una zona remota de Japón, junto al hogar en que nació. Durante un verano excepcionalmente cálido, la pareja se instala junto a la casa de los suegros, entre el ensordecedor e invasivo rugido de las cigarras. Hasta que un día Asa se topa con una extraña criatura, que no se parece a nada. La sigue hasta el terraplén de un río y cae en un agujero que parece haber sido creado para ella, y en el que queda atrapada para siempre. Casas asoladas por plagas de comadrejas. Niños fantasma. Pasillos que nos transportan “al otro lado”, como si Alicia reviviera en el Japón de la tecnología punta. Oyamada firma un tríptico narrativo literariamente puro sobre la idea de que el entorno que nos rodea puede anticipar nuestras emociones y hasta nuestro destino.
166 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2021
Año de publicación
2021
Traductor
Tana Oshima
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Opiniones

  • Andrea Moracompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    🚀Adictivo

    Entrelazado lo cotidiano y lo mágico, lo simple y lo complejo, la fantasía y la realidad se desarrollan dos historias con una buena y adictiva narrativa .

  • Tess Pedrocompartió su opiniónhace 3 años
    🙈Ni fu ni fa

    Una palabra, desconcierto. 🤔

  • Rodolfo Jardóncompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó

    Muy bueno, sencillo,pero te atrapa.

Citas

  • GisEllacompartió una citahace 3 años
    Decía el dicho que las amas de casa gozaban de tres comidas y una siesta gratis, pero en realidad la siesta era la forma más económica y eficiente de pasar el rato
  • Brencompartió una citael mes pasado
    que había cerca del suyo; sentí que tenía que hacerlo. Pisé algo blando, y al bajar la mirada me encontré con dos ojos grandes que pestañeaban y me miraban desde abajo. Era el animal. Llegó un aire frío y húmedo desde el fondo y un escalofrío me recorrió entera. El animal no olía a nada. Su pelo duro me rozaba las pantorrillas por debajo de la tela fina del pijama. Noté su respiración. El cielo me pareció alto y bajo a la vez. La fuerza de la gravedad parecía caer con más peso sobre mí al tiempo que me sentía más ligera. Un pájaro, que desde mi perspectiva parecía gigante, estiró el cuello, lo giró a derecha e izquierda y volvió a quedarse quieto un momento después. El canto de los insectos me caló hasta el estómago.

    «No pensé que Muneaki…» Oí la voz de mi cuñado desde arriba. «No pensé que volvería. Pensé que no le gustaba.» «¿Que no le gustaba qué?» «La casa en la que yo estoy, o estaba.» Mi cuñado estornudó otra vez. El abuelo miraba al cielo. Desde mi posición solo podía ver su nuca y no supe si oía bien lo que mi cuñado decía. «Normal que no le guste, le di muchos problemas, debió pasarlo mal por mi culpa. Igual que mi madre y mi padre y mi abuelo. Mi abuela tuvo suerte de morirse antes de que yo me volviese así. Es una pena. Y siento hablar de esta manera, como si fuese algo ajeno a mí, pero en cierto modo lo ha sido,
  • Brencompartió una citael mes pasado
    La cabeza del abuelo asomaba de un hoyo bastante ancho que había en la ribera

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