El tiempo, que es el único juez irrefutable, ha demostrado que el capitalismo, en sus diversas variables, es más beneficioso y eficaz para el ciudadano normal que el socialismo marxista, ya que éste, además de pobreza, tiende a crear tiranías políticas; porque el poder concentrado en unas pocas manos –el político y el económico– lo hace inevitable. Y, en otro plano, otra de las razones del fracaso del socialismo nace de que atenta contra la propia naturaleza humana al pretender limitar, o incluso suprimir en según qué países, la propiedad privada, cuya existencia es imprescindible para el buen funcionamiento de las sociedades, pues satisface el humano deseo de poseer bienes para el disfrute de las personas, así como también para alentar y estimular la superación en la vida y el trabajo.