Max Lucado

Jesús

Avisarme cuando se agregue el libro
Para leer este libro carga un archivo EPUB o FB2 en Bookmate. ¿Cómo puedo cargar un libro?
  • b7765402832compartió una citahace 3 años
    Era una noche bella —una noche que valía la pena contemplar desde la ventana de su dormitorio para poder admirarla—, pero no se podía decir que fuera excepcional.
  • Aurora Dosalcompartió una citahace 4 años
    Ni que haya guardado silencio mientras un millón de veredictos de culpabilidad resonaban en el tribunal del cielo y el dador de la luz quedó abandonado en medio de la fría noche de los pecadores.

    No es siquiera que después de aquellos tres días en un hueco oscuro haya salido al sol de la Pascua con una sonrisa, un contoneo y una pregunta para el humillado Lucifer: «¿Fue ese tu mejor golpe?».

    Todo eso fue fantástico, increíblemente fantástico.

    ¿Pero quieres saber qué fue lo más maravilloso sobre Aquel que cambió la corona de los cielos por una corona de espinas?

    Que lo hizo por ti. Solo por ti.
  • Aurora Dosalcompartió una citahace 4 años
    O que haya resistido el deseo de freír a los mediocres y autopro-clamados vigilantes de los pasillos de la santidad que se atrevieron a insinuar que él estaba haciendo la obra del diablo.

    No es que haya mantenido la calma mientras que la docena de sus mejores amigos sintieron el calor de sus palabras y salieron de la cocina. Ni que no haya dado la orden a los ángeles que le rogaban: «Solo danos el visto bueno, Señor. Una sola palabra y estos demonios se transformarán en huevos revueltos».

    No es que se haya negado a defenderse cuando cargó con todos los pecados de cada trabajadora sexual y cada marinero desde Adán. Ni que haya guardado silencio mientras un
  • Aurora Dosalcompartió una citahace 4 años
    No es que Aquel que jugaba canicas con las estrellas haya renunciado a eso para jugar con canicas comunes y corrientes. O que Aquel que colgó las galaxias haya dejado de hacerlo para instalar marcos de puertas ante el disgusto de un cliente cascarrabias que quería que el trabajo estuviera listo para ayer, pero que no podía pagar por nada hasta mañana.

    No es que en un instante haya pasado de no necesitar nada a necesitar aire, comida, una bañera con agua caliente y sales para sus pies cansados y, más que todo eso, que ahora necesitara a alguien —a cualquiera— que se preocupara más por dónde pasaría la eternidad que por dónde gastaría su paga del viernes
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)