Las almas muertas

Pues hoy en día en Rusia es igual que en la Europa ilustrada: abunda la gente respetable que no puede probar bocado en una taberna sin entablar conversación con el criado; a veces, incluso burlándose gustosamente a sus expensas

Por el portón de una posada de la ciudad de N.

El aposento era de los que ya se sabe, pues la posada era también de las que ya se sabe; es decir, ni más ni menos como las que se suelen encontrar en las capitales de provincia

té servido en doble tetera

Nuestro viajero también discutió, pero con maestría consumada, de manera que su agradable cortesía no pasó desapercibida para nadie.

mantuvo el rictus inalterable durante toda la partida. Al sacar una carta, descargaba un manotazo sobre la mesa sin dejar de añadir, si era una

conocido, a lo que él respondió prodigando saludos, un poco inclinado de través, pero no sin encanto

dilapidarán el patrimonio al buen tuntún. No podemos ocultar que esta

No quieren brillar; sus fracs no están tan bien cortados como los de los flacos, pero en sus cofrecitos atesoran un paraíso divino.

No llevaban peinados, nada de tupés o rizos, ni se arreglaban el pelo à la diable m’emporte, como dicen los franceses; lo tenían muy corto o liso; por lo que respecta a sus facciones, eran, por lo general, redondeadas y duras.