Años después, Aymet se aventura a relatar a su sobrino los acontecimientos que vivió toda la familia durante su singular huida. El final de la contienda y el pasado comunista del abuelo desencadenan el tortuoso viaje.
Magdalena, la madre, con su carácter marcado por la fortaleza que imprimió la muerte de su hija, atesora y guarda sus alhajas y conduce a toda la familia a la “Isleta de los Republicanos” donde les darán cobijo.
En su camino tropezarán con un mosaico de personajes con intereses propios y personalidades bien definidas, como Adolfo el carretero, las gitanas que leen el futuro, el mozo de la hostelería y el señor Cosme, quien les aloja en su hacienda. Todos ellos, con su aportación vital, determinarán el devenir de la familia.
El lector, a través de las páginas de “Hasta que llegue la victoria”, recorrerá un intrincado camino que, de la mano de un estilo narrativo dotado de la candidez de un niño, desemboca en un final emotivo e inesperado.
