E incluso con la compasión que ello despertaba. Ah, sí, me he deleitado con la triste y lúgubre invisibilidad de mi condición social, sí, eso es, lo que yo denomino el efecto don Nadie. Casi nadie te mira —dijo Burton— Hordas de gente ciega y sorda llevando bolsas de la compra, maletines y mochilas pasan junto a ti, amigo mío, y tú ya formas parte del grupo de los invisibles, los desconocidos, los insignificantes y los olvidados.