En «El reemplazo de los sueños» convergen vivencias estéticas del autor cuya escritura le produjo angustia, y también le torturó, al contemplar cómo un individuo solitario se siente atrapado por la sociedad, y atado de un modo irremediable al lenguaje. Este ensayo —espejo de toda su obra ensayística— es en esencia el diario filosófico de un escritor en la aventura de su existencia.