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Anton Chéjov

Cinco novelas cortas

Antón P. Chéjov, para Raymond Carver «el mejor escritor de relatos de to-dos los tiempos», nunca llegaría a escribir una novela larga, quizá porque, como decía Nabokov, era «un velocista, no un corredor de fondo». O quizá porque, de hecho, inventó una nueva modalidad narrativa en la que la extensión no venía dictada por convenciones genéricas sino por la propia materia del relato. En estas Cinco novelas cortas que ha seleccionado y traducido Víctor Gallego, vemos en cualquier caso su maestría para captar el tiempo y reflejarlo narrativamente, sin otro calendario que el que marcan las propias acciones –e inacciones— de los personajes. Son todas ellas obras de madurez: «Una historia aburrida» (1989), «El duelo» (1891), «La sala número seis» (1892), «Relato de un desconocido» (1893) y «Tres años» (1895).

El peculiar héroe chejoviano transita por estas historias debatiéndose entre la indiferencia y las ganas de vivir: a alguno le parece estar viviendo «una mentira o algo semejante a una mentira», otro se define sin tapujos como «un fenómeno negativo», pero al final una circunstancia, un segundo de inspiración o un accidente trivial los enfrenta a todos al «roce de la vida» y las consecuencias son enigmáticas. A su lado, un nutrido elenco de cretinos instruidos, locos proféticos, funcionarios irónicos, pobres diablos y pequeños déspotas… «Conócete a ti mismo» es un «excelente y útil consejo –dice el protagonista de una de estas piezas-. Lo malo es que a los antiguos no se les ocurrió enseñarnos la manera de ponerlo en práctica.»
548 páginas impresas
Publicación original
2012
Año de publicación
2012
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Citas

  • Beatriz ACcompartió una citahace 7 años
    Marco Aurelio decía: «El dolor es una representación viva del dolor: haz un esfuerzo de la voluntad para modificar esa representación, recházala, deja de quejarte, y el dolor desaparecerá». Y es verdad. Un sabio o, simplemente, un hombre reflexivo y razonador, se distingue precisamente porque desprecia el sufrimiento; siempre está satisfecho y no se sorprende de nada.
  • Oswaldo Javier Valerdi Laracompartió una citael año pasado
    Yo no tengo ganas de morir –dijo Yártsev en voz baja–. Ninguna filosofía puede reconciliarme con la idea de la muerte, que considero una aniquilación, ni más ni menos. Quiero vivir.
    –¿Ama usted la vida, Gavrílich?
    –Sí.
  • Oswaldo Javier Valerdi Laracompartió una citael año pasado
    o no tengo ganas de morir –dijo Yártsev en voz baja–. Ninguna filosofía puede reconciliarme con la idea de la muerte, que considero una aniquilación, ni más ni menos. Quiero vivir.
    –¿Ama usted la vida, Gavrílich?

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