Para Vic Dermott, lo importante era escribir su quinta comedia y que tuviese tanto éxito en Broadway como las anteriores. Big Jum Kramer, por su parte, estaba obsesionado por recuperar los cuatro millones de dólares acumulados en su pasado de gangster de altos vuelos y recientemente perdidos por culpa de un administrador poco escrupuloso. Los problemas de Moe Zegetti eran muy distintos: la enfermedad de su madre y el trauma de dos terribles años pasados en la penitenciaría de San Quintín. En cuanto a Riff y Chita Crane, les bastaba con su actividad de delincuentes de ínfima categoría. Nada parecía indicar que fueran a cruzarse destinos tan dispares, y sin embargo, de una manera u otra, todos ellos iban a verse envueltos en un mismo asunto. Un sucio asunto de rapto, que no tardaría en adquirir tintes sangrientos.
