Lo que particulariza la aproximación del gótico a esta otredad es, por un lado, la ambigüedad de situaciones y personajes —Drácula es un tirano burgués que chupa la sangre de sus súbditos, pero es también una imagen de resistencia rumana frente al colonialismo británico; el monstruo de Frankenstein es un ser brutal, al tiempo que es un engendro incomprendido e infantil— y, por otro, la movilidad entre espacios y tiempos, factor al que contribuye la introducción de lo sobrenatural. Esta ambigüedad y movilidad posibilitan la creación de un lenguaje gótico que, según Lloyd Smith, “no es solo una convención literaria o un conjunto de temas recurrentes: es un lenguaje, a veces un lenguaje antihistoricista, que da a los escritores los medios críticos para transferir una idea de la alteridad del pasado al presente”