El libro –como su título expone- se interna por los vericuetos de diferentes
conductas con el objetivo de mostrar que el egoísmo no es una condición perversa
de las personas. Por el contrario, al egoísmo se lo puede encontrar de modo
evidente en la ingenuidad de los niños, pero también está soterrado en todas
las conductas cotidianas de los adultos.
Para saber si esto es cierto no hace falta
otra cosa que leerlo.